Para aquellos que alguna vez se han parado enfrente de un grupo de estudiantes tratando de asumir la complicada posición de la verdad y la autoridad, Detachment (2011) de Tony Kaye es un film imperativo. ¿Qué cosa es ser un maestro en un momento en que los jóvenes parecen abdicar cínicamente de cualquier referente de orientación paternal? ¿Cuál es la función de un profesor en el contexto de la orgía de la información virtual globalizada? ¿Cómo generar confianza y ejemplo en un contexto en el cual la representación esta en crisis y las nuevas generaciones autoafirman radicalmente sus identidades?
Henry Barthes, es un profesor substituto en una escuela pública Norteamericana. El hecho de que sea un profesor temporal, que va de una escuela a otra no es un detalle menor, y le sirve a Kaye para introducir la idea de que el sistema educativo formal esta petrificado. Durante el film se nos muestran las típicas presiones del sistema burocrático educativo y el grado de aletargamiento al que llegan los profesores permanentes, atados a un “puesto” y a un “salario”. Entre las presiones del sistema educativo norteamericano por aumentar las medias en las notas y los ingresos a universidades y el mundo inmobiliario que prefiere levantar condominios derruyendo escuelas públicas, los maestros deben avanzar a trompicones enfrentándose a seres humanos que se manejan en otra frecuencia, en otra sensibilidad.