Estamos acostumbrados al Armagedón, al menos desde la visión hollywoodense y la espectacularidad del fin de los tiempos. La destrucción del mundo por la amenaza de nuestro desarrollo tecnológico e industrial, por cuestiones ambientales, desastres naturales, aliens, zombies y un largo etcétera. Entender esta fascinación por la muerte y el fin de la civilización, nos tiene que llevar al reverso de este proceso, es decir cual fénix, ver renacer a nuestra especie de las cenizas. Como sostiene Juan Carlos Ubilluz, "este género se nutre del espíritu de revancha del espectador contra un sistema social que considera injusto, pero, a la vez, de su deseo de superar sus contradicciones" (1).